Los sentimientos desempeñan un papel clave en el control del peso

Los sentimientos desempeñan un papel clave en el control del peso

Existen muchas razones por las que aumentamos y bajamos de peso. A veces, estas razones tienen que ver con cómo nos sentimos. Comer para sentirse mejor se conoce comúnmente como hambre emocional, y es el motivo por el cual a veces necesitamos complementar el asesoramiento alimentario con apoyo psicológico.

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Nuestro cuerpo y mente están profundamente conectados.

Solo pensá en cómo reacciona de inmediato tu cuerpo cuando te ponés nervioso: las palmas de tus manos se vuelven sudorosas y sentís sed. La dificultad para canalizar este tipo de emociones puede predisponer al desarrollo de obesidad.

No se puede esperar que nos sintamos felices y relajados todo el tiempo. Así que todos encontramos diferentes maneras de aliviar nuestros sentimientos. Algunas personas ven una maratón de series o películas en lugar de dormir las horas necesarias. Otras estrategias de defensa pueden incluir fumar, beber, hacer apuestas o hacer compras en forma compulsiva.

Algunas personas usan los alimentos para lidiar con situaciones difíciles y aliviar sus sentimientos cuando nada más funciona. Esto podría funcionar en el corto plazo, pero con el tiempo puede convertirse en un problema en sí mismo.

Los psicólogos llaman a este comportamiento hambre emocional. El estrés, la depresión y la ansiedad pueden ser algunas de las causas. También pueden serlo los eventos importantes de la vida, como comenzar una familia, cambiar de trabajo o mudarse de casa. O incluso eventos tempranos de la vida, como traumas infantiles. Pero no siempre es fácil vincular el hambre emocional con una causa o un evento de vida exactos.

Los psicólogos llaman a este comportamiento hambre emocional. El estrés, la depresión y la ansiedad pueden ser algunas de las causas.

El círculo vicioso del hambre emocional

Una vez que se ha desarrollado el hábito, a menudo puede tomar vida propia. Muchas personas que recurren al hambre emocional dicen que se siente como cualquier otra adicción, por ejemplo, fumar.

Esto puede crear un círculo vicioso. Comienza por comer para aliviar las emociones, lo que genera un alivio temporal. Pero luego se siente avergonzado por comer en exceso, lo que comienza el círculo de nuevo.

Este ciclo puede verse reforzado por experiencias negativas, como sentir rechazo o incomprensión por parte de la sociedad o del entorno cercano, circunstancias que pueden impactar en las personas que viven con obesidad.

Encontrá el apoyo que necesitás

Por lo tanto, podría ser tranquilizador saber que hacer cambios incluso pequeños en la forma en que vivimos y pensamos puede tener un gran impacto positivo en nuestro bienestar mental. A veces, solo necesitamos el punto de vista de otra persona para ayudarnos a identificar qué cambios debemos hacer y cómo hacerlos. Esa persona puede ser un amigo, un familiar o un psicólogo.

Un buen punto de partida es entender la fuente de nuestras emociones negativas. A veces, simplemente descubrir cuáles son puede ser un primer paso importante. Un psicólogo puede brindarte apoyo en este proceso.

Otro enfoque es cambiar la forma en que respondemos a nuestros sentimientos. En este caso, la terapia conductual, que ayuda a comprender y modificar tus patrones de pensamiento, alimentación y actividad, ha demostrado ser eficaz.

¿No estás seguro de dónde encontrar ayuda o a quién recurrir? Consultá con un profesional de la salud para que pueda orientarte en cómo contar con el apoyo emocional que necesitás.

AR24OB00130 – Noviembre 2024 – Material meramente informativo y educacional, con el objetivo de crear concientización. No reemplaza la​ opinión del profesional de la salud, ante cualquier duda consulte a su médico/a.

Referencias

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